DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL 2021: “La salud mental un derecho necesario. Mañana puedes ser tú”
Una historia que NO se puede olvidar…
La salud mental ha estado presente en mi vida desde siempre. De niña solía ir a menudo a los dos antiguos hospitales psiquiátricos de Valencia, por ser mis padres auxiliares de enfermería trabajadores de allí. Intentaban llevarme lo menos posible y cuadrar sus turnos de trabajo para evitarlo, pero la problemática de la conciliación viene de lejos y más en el mundo sanitario que siempre está de guardia. Muchas veces me llevaban con ellos y el hospital se convertía en un punto de encuentro para pasarse el relevo de mi cuidado. Contra todo pronóstico, a mí me encantaba ir; aprovechaba para colarme en el comedor y observar el reparto de medicación o entrar en el taller de manualidades y enamorarme de la paz que en ese rincón se respiraba...
Entre visita y visita, tuve la fortuna de vivir de cerca un momento histórico para la psiquiatría española. Eran los años 80 y de la mano de movimientos sociológicos como la antipsiquiatría, estaba a punto de producirse un cambio radical de modelo de atención sanitaria; estaba a punto de nacer la salud mental comunitaria.
Fotograma de la película «Alguien voló sobre el nido del cuco» (1975)
Gran parte del éxito de la reforma psiquiátrica fue gracias a auxiliares y enfermeras invisibles
La Ley General de Sanidad de 1986 planteaba estrategias de prevención a tres niveles, entre los que se incluía la prevención terciaria que daba por fin cabida a la desinstitucionalización y rehabilitación psicosocial en la comunidad. Vi cerrar las puertas de los “manicomios” y como profesionales sanitarios creaban de la nada las unidades de salud mental comunitarias. Desde todas las disciplinas sin excepción se dejaron la piel para hacerlo posible.
En sus inicios, muchas de estas unidades estaban dotadas de más personal de enfermería (auxiliares y enfermeras) del que ahora tienen. Equipos que trabajaron muy duro; valientes que con ilusión pero también con gran incertidumbre cambiaron el recinto hospitalario "controlado" por las visitas domiciliarias. Se convirtieron en pioneros en el acompañamiento y fomento de autonomía de las actividades de la vida diaria en el domicilio. No era fácil, no olvidemos que se trataba de personas que antes habían sido cuidadas durante años exclusivamente en entorno hospitalario, permaneciendo aisladas de la sociedad. Y ese cambio además, se produjo muy rápido.
Todo un reto que culminó con éxito; y es que como la historia pasada y también la presente, nos recuerda, los profesionales del cuidado somos resilientes y nos crecemos ante las adversidades. También ellos han sido invisibles e infravalorados. Los libros de historia no lo cuentan, pero los que vivimos aquello somos testigos de que sin su trabajo no habría sido posible la reforma psiquiátrica. Desde aquí, gracias eternas por esa gran hazaña que dio libertad y mejoró la vida de tantas y tantas personas. Gracias por enseñarnos y dejarnos ese legado que nos hemos encontrado los que llegamos después.
Una de cada cuatro personas tiene un trastorno mental a lo largo de su vida, mañana puedes ser tú…
Han pasado más de treinta años, y aunque nuestros antecesores empezaron pisando fuerte y son muchas las fortalezas del actual modelo, todavía no podemos afirmar que el modelo comunitario sea un éxito.
Los profesionales de salud mental se entregan al máximo a diario, pero la realidad tiene un lado oscuro; y es que hay grandes diferencias entre comunidades autónomas en nuestro país, que todavía perdura el estigma, que falta mucha dotación de personal en las unidades, que son escasos los recursos asistenciales intermedios que permiten una integral atención psicosocial y que no se cuida lo suficiente la salud mental en la infancia y adolescencia. La realidad es que sin recursos suficientes, los avances en salud mental se producen a un ritmo muy, muy lento y a penas es viable la prevención por lo que los problemas de salud mental siguen siendo una pandemia silenciosa.
Una de cada cuatro personas tiene un trastorno mental a lo largo de su vida, y según la Organización Mundial de la Salud, los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo en 2030. Sin duda, una gran dolencia invisible sobre la que actuar de forma urgente.
¿Qué podemos hacer?
Ante esta advertencia de la OMS es necesario visibilizar la salud mental y mirarla desde una perspectiva biopsicosocial y no solo sanitaria. No vale que solo los profesionales sanitarios hagan más programas o intervenciones, ni siquiera es suficiente que haya más profesionales especialistas en los centros. Esta batalla solo la ganamos si la sociedad en su totalidad se implica; si luchamos juntos contra el estigma, si hablamos del suicidio sin tabúes, si denunciamos las situaciones de acoso...
Necesitamos también aunar esfuerzos para establecer intervenciones dirigidas al tratamiento y prevención efectivas. Hay muchísimo trabajo por hacer desde un planteamiento integrado: adaptar las unidades hospitalarias de agudos a la sintomatología propia de estos problemas con un enfoque más holístico, incrementar los recursos comunitarios para evitar recaídas, crear más centros destinados a la rehabilitación psicosocial, promoción de salud y atención temprana y muchas otras cosas más.
¿Y si las enfermeras incorporamos la música a nuestros cuidados?
Desde enfermeras invisibles nos sumamos este 10 de octubre al día mundial de la salud mental. Queremos aprovechar para poner en valor y visibilizar las intervenciones no farmacológicas de las enfermeras Especialistas en Salud Mental; esas que tanto ayudan a minimizar la sintomatología negativa del trastorno mental grave, esas que te pegan un chute de oxitocina natural que diluye repentinamente el temido cortisol, esas que nos ayudan a tener una mejor calidad de vida. Y como sentimos debilidad por la terapia musical (intervención 4400 descrita en la Clasificación de Intervenciones de Enfermería (NIC)) queremos hoy destacarla. En ella tienen cabida la expresión corporal, la mirada a los ojos a un compañero, sobreinstrumentar o bailar al ritmo de una melodía, cantar, reírse, abrazarse, sentirse parte integrante de un grupo... Actividades que nos ayudan a conectar con el aquí y ahora, que la neurociencia nos está enseñando que activan la secreción de serotonina y nos aportan calma y felicidad. Actividades que calan hondo, porque muchas veces la música llega donde las palabras no alcanzan.
Foto: Vanessa realizando terapia musical con personas con trastorno mental grave
de un CSM (comunitaria). Año: 2012.
Y tú ¿has utilizado alguna vez la terapia musical?¿tienes otras propuestas?¿quieres preguntarnos algo sobre nuestra experiencia en salud mental?
Cuéntanos, esperamos tus comentarios :)
Fuentes: Confederación Salud Mental España. https://comunicalasaludmental.org/guiadeestilo/la-salud-mental-en-cifras/
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